La mañana nos recibió metida en una niebla espesa. Julián, que nos llevaba en su coche, nos dijo «qué lástima que no podáis ver el paisaje», y así fue durante un rato breve; justo al llegar donde Carmen y Antonio habían instalado el aula de apicultura se disipó la niebla y, frente a nosotros, se nos apareció Aznalcóllar sobre el contraembalse del Agrio.
El escenario donde el equipo de MielDeAz imparte sus talleres no puede ser más ideal. Nos rodeaban encinas, alcornoques y demás flora mediterránea que infunden ese sabor tan especial a su producto. Todo ello salpicado por ecos mineros tanto actuales como de la Edad de Bronce.
Allí Carmen, Julián y Antonio nos contaron todo —lo que humanamente se puede contar en un par de horas— acerca de las abejas, el animal más importante de la naturaleza y, por supuesto, de su miel, tan imprescindible en toda cultura y gastronomía que se precie.
Aprendimos, paseamos entre colmenas —¡siempre he querido vestirme de apicultor!— y, sobre todo, valoramos más aún un oficio tan antiguo como la civilización como es la apicultura.
Desde la AGGA damos las gracias a MielDeAz por una experiencia del todo inolvidable.
✍🏻 Alejandro Candela
📷 Ale, Lola, Fiona, Stephanie